El gobernador Javier May Rodríguez saluda al entonces secretario de Administración y Finanzas, Julián Enrique Romero Oropeza, durante un acto oficial en 2024.

Relevo en Finanzas: el sucesor debe equilibrar programas sociales y obras

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Héctor I. Tapia

Seis días después de cumplido su primer año de gobierno, Javier May Rodríguez formalizó el primer relevo en su gabinete: Julián Enrique Romero Oropeza dejó la Secretaría de Administración y Finanzas.

No fue una salida abrupta, ni producto de conflicto. La renuncia llevaba semanas sobre la mesa y el gobernador decidió aceptarla al cierre del primer tramo de su administración. El cambio ocurre sin crisis, con saldo ordenado y con una lectura política clara: el control de las finanzas no se discute ni se improvisa.

Romero Oropeza —contador público, ex subsecretario de Ingresos y hermano de Octavio Romero, actual titular del Infonavit— fue una de las piezas más discretas, pero decisivas del gabinete. Durante doce meses, ejecutó la política de austeridad y disciplina con la que May buscó marcar distancia del gasto expansivo del pasado reciente. En un estado históricamente vulnerable a los sobresaltos fiscales, logró mantener equilibrio sin recortes ni sobresaltos.

El gobernador agradeció su labor con un mensaje breve en redes sociales y anunció que Adrián Magaña Martínez, subsecretario de Egresos, quedará como encargado del despacho. Magaña, de perfil técnico, trabajó antes en el Ayuntamiento de Comalcalco y conoce el modelo de control presupuestal que hoy rige al Ejecutivo

LA RENUNCIA Y LO QUE SIGNIFICA

El cambio en Finanzas no refleja tensión, sino una transición calculada. La secretaría es, por naturaleza, la cartera que más desgasta a cualquier administración: controla los pagos, la nómina y los ajustes de todas las dependencias.
Romero Oropeza deja la oficina después de haber garantizado estabilidad durante el año de arranque. Su salida no obedece a desequilibrios, sino a una etapa que se cierra en orden y con resultados verificables: nóminas pagadas puntualmente, recorte de gastos superfluos y cumplimiento de metas financieras.

El propio May despejó especulaciones desde su conferencia semanal:

¡Hay finanzas sanas!”, dijo, y repitió dos veces.
Aseguró que no existe ningún riesgo de liquidez ni retrasos para cerrar el ejercicio fiscal 2025, y respaldó su afirmación con un anuncio concreto: el adelanto de 20 días de aguinaldo a casi unos 40 mil trabajadores estatales antes del 13 de noviembre, una derrama de 1,314 millones de pesos que dinamizará el mercado local.

En su año al frente de la Secretaría de Administración y Finanzas, Julián Enrique Romero Oropeza operó un presupuesto estatal de 66,704 millones de pesos y ejecutó la estrategia de austeridad y redistribución para priorizar programas sociales y seguridad sin contratar deuda.

En ese marco, administró un capítulo de Servicios Personales por 23,981 millones, garantizando nóminas puntuales y el margen operativo que hoy permite adelantar 20 días de aguinaldo (derrama estimada: 1,314 mdp) sin poner en riesgo el cierre del ejercicio. Es un resultado de control del gasto y calendarización: se gastó cuando y donde estaba previsto, no donde apretaba el ruido.

De cara a 2026, Romero dejó avanzados los trazos del paquete local con una advertencia técnica: el Fondo de Extracción de Hidrocarburos (FEXHI) vendría a la baja, lo que obliga a ajustar proyecciones sin romper la ruta de estabilidad.

Referencia: en 2025 el FEXHI para Tabasco ascendió a ~832.8 mdp; si el Paquete Económico 2026 federal crece 5.9% nominal pero ese componente cae, el rango razonable para el ingreso total estatal es similar al de 2025, con variación moderada y reacomodos internos para proteger nómina y programas sociales, sin nuevos impuestos (conforme lo ha sostenido el propio gobierno). La entrega del presupuesto local está programada para el 30 de noviembre.

Julián Enrique Romero Oropeza, exsecretario de Administración y Finanzas de Tabasco, condujo la política de austeridad y estabilidad presupuestal durante el primer año del gobierno de Javier May Rodríguez.

RUMORES Y RESPUESTA

Durante semanas circularon versiones en redes y declaraciones opositoras sobre presuntos recortes de sueldos y falta de fondos para los aguinaldos.
La pregunta llegó directa: ¿habría dinero suficiente para cumplir con los pagos de fin de año?
El gobernador respondió este martes en su conferencia semanal con una acción más que con un discurso: el adelanto del aguinaldo y el dato duro de la liquidez.

La derecha inventa falsos, pero la realidad es otra: tenemos finanzas sanas”, sostuvo.

Con ese movimiento, el Ejecutivo no solo desactivó los rumores: demostró planeación, liquidez y control.

El gesto también tiene lectura política. En Tabasco, el manejo del presupuesto define poder. Adelantar pagos es mostrar músculo. Y hacerlo con orden, sin deuda, envía una señal de fortaleza institucional.

UN CIERRE FISCAL SIN SOBRESALTOS

El Presupuesto de Egresos 2025 asigna 23 mil 981 millones de pesos al capítulo de servicios personales. El adelanto de aguinaldo equivale al 5.4% de ese gasto anual, lo que implica una redistribución del flujo, no un gasto adicional.

En términos técnicos, el gobierno no gasta más, solo adelanta parte de lo comprometido. Esa maniobra, más que política, habla de una administración con planeación y margen operativo.

Romero Oropeza había anticipado el 15 de septiembre que el Paquete Económico 2026 traería una reducción en el Fondo de Extracción de Hidrocarburos (FEXHI), lo que obligará a ajustar proyecciones. Aun así, la Secretaría cerró el año con los ingresos previstos y sin recurrir a endeudamiento.

Con su salida, deja trazada una ruta para el segundo tramo del gobierno: consolidar la eficiencia presupuestal, blindar el gasto social y mantener la solvencia ante los ajustes federales.

PERFIL TÉCNICO, TRANSICIÓN SIN RUIDO

El relevo se da en calma, algo poco común en una cartera tan sensible.
Adrián Magaña Martínez, nuevo encargado de despacho, conoce la operación desde dentro. Fue director de Finanzas en Comalcalco desde 2018 y ha trabajado en sistemas de control interno. Su ascenso no es político, sino funcional: garantizar continuidad.

El gobernador ha repetido que no habrá nuevos impuestos en 2026 y que el presupuesto estatal se entregará puntualmente al Congreso el 30 de noviembre, como cada año.
Ese compromiso con la puntualidad presupuestal es parte del sello administrativo de May: gobernar con calendario, no con ocurrencias.

1 de julio de 2024. Julián Enrique Romero Oropeza fue presentado por el gobernador Javier May Rodríguez como secretario de Administración y Finanzas de Tabasco.

LECTURA POLÍTICA: DISCIPLINA SIN FRACTURA

El relevo en Finanzas no es ruptura ni castigo, sino señal de un gabinete que se mueve bajo una lógica de responsabilidad compartida.

En la práctica, May ha consolidado un estilo de conducción donde los ajustes no se ocultan ni se dramatizan. La salida de Romero Oropeza ocurre con reconocimiento público y sin disputa.

En política local, eso también comunica: el gobernador mantiene cohesión y control interno, algo poco común al segundo año de gestión en Tabasco.

En términos económicos, la operación refuerza confianza. En el plano político, envía el mensaje de que la estabilidad financiera no está en duda y que el gobierno puede anticiparse, no reaccionar.

Así, mientras otros estados batallan con nóminas y recortes, Tabasco da una señal distinta: planeación, solvencia y continuidad.

AÑO QUE CIERRA BIEN

El anuncio del aguinaldo adelantado no es anecdótico: marca el inicio del cierre fiscal y político del año.

En tiempos donde los rumores suelen pesar más que los datos, el gobierno de Tabasco apostó por demostrar solvencia con hechos verificables.

La administración se encamina a concluir el ejercicio sin déficit y con un presupuesto 2026 ya en ruta. El mensaje final es simple: las cuentas están claras, los compromisos se cumplen y el ritmo de gobierno se sostiene.

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