El nuevo Museo Nacional de la Cultura Olmeca desata inquietudes y posibilidades en Villahermosa. Dos días de marchas abren una conversación más amplia: ¿cómo construir sin destruir? Esto es lo que sabemos.

Protestas, propuestas y una obra nacional: el nuevo museo que abre debate en Villahermosa

Por dos días consecutivos, ciudadanos de Villahermosa salieron a las calles para expresar su preocupación por el anteproyecto del Museo Nacional de la Cultura Olmeca, propuesto para construirse sobre parte del actual Parque-Museo La Venta y áreas adyacentes del Parque Tomás Garrido.

El sábado 7 y domingo 8 de junio se convirtieron en escenario de foros, marchas, entrega de firmas y lecturas públicas de exigencias ciudadanas. En ese marco, el debate local sobre patrimonio, medio ambiente y espacio público mostró una cara más compleja: la de una sociedad que quiere participar y que, a su manera, ya lo está haciendo.

Desde las 16:30 del domingo, alrededor de 400 personas se concentraron frente a la Laguna de las Ilusiones. En carteles y consignas se leía: “No al ecocidio”, “No al museo en La Venta”.

Un día antes, el sábado, otras dos expresiones paralelas —una en forma de foro en el MUSEVI, otra en forma de caminata hacia Plaza de Armas— reflejaban tanto el interés como la falta de articulación plena en el movimiento ciudadano.

VOCES CIUDADANAS

Entre los organizadores destacaron dos grupos: la Asamblea Ciudadana de Defensa del Parque La Venta y el Colectivo Salvemos la Tierra, cuyo portavoz, Yered Quevedo, entregó un pliego a personal de Atención Ciudadana del Gobierno del Estado, respaldado por cerca de 2 mil firmas.

LO QUE PIDE EL MOVIMIENTO CIUDADANO

· Transparencia presupuestaria y en licitaciones.

· Reubicación del museo fuera del Parque La Venta.

· Presentación del proyecto ejecutivo completo.

· Divulgación de la Manifestación de Impacto Ambiental.

· Participación ciudadana en el diseño.

Quevedo afirmó que “no se oponen al museo como tal, sino a su ubicación”, sugiriendo alternativas como el Ágora, el Malecón, edificios en desuso en la zona CICOM o incluso el sitio arqueológico original de La Venta, en Huimanguillo.

En paralelo, el Gobierno del Estado ha dado señales de apertura. A pesar de que aún no existe un proyecto ejecutivo difundido públicamente, la Secretaría de Cultura estatal y la SOTOP anunciaron la próxima apertura de mesas técnicas con especialistas y ciudadanos.

Este domingo, el representante de la Secretaría de Gobierno, Ulises Izquierdo, acudió a la concentración y propuso una primera reunión formal para el miércoles 12 de junio, que será transmitida en vivo.

CIUDADANÍA VIGILANTE

Este gesto no es menor: en un estado donde los proyectos suelen presentarse ya iniciados o incluso terminados, el simple hecho de abrir un canal de diálogo anticipado representa una ganancia democrática.

Aunque el activismo digital reventó cifras récord —más de 42 mil firmas electrónicas y decenas de miles de interacciones—, la traslación a las calles fue más acotada. Esto no resta valor al reclamo, pero obliga a contrastar percepciones: la movilización presencial sigue siendo un termómetro necesario.

El proyecto, por su parte, aún no está en fase definitiva. El anteproyecto del INAH es apenas un cuadernillo conceptual, sin planos, sin presupuesto asignado en el PEF 2025 y sin registro en la Cartera de Proyectos de Inversión.

Según fuentes internas, el costo estimado de la primera etapa sería de 1,700 millones de pesos, a ejecutarse en tres ejercicios. Una segunda etapa museográfica podría requerir 400 millones más.

EL FACTOR AMBIENTAL

En términos de espacio, el nuevo recinto ocuparía 1.47 hectáreas de las 6.8 que hoy abarca el Parque–Museo La Venta. Eso representa cerca del 21.6% del total de esa fracción, lo cual contradice la narrativa de que todo el parque será arrasado.

Aun así, queda pendiente la Manifestación de Impacto Ambiental, la cual deberá esclarecer cuántos árboles serán removidos o trasplantados y qué medidas compensatorias se aplicarán.

Tabasco necesita diversificar su economía, y proyectos como este —bien planeados, supervisados, sostenibles— pueden generar empleo temporal en su construcción y empleo permanente en su operación.

El turismo cultural es una veta poco explotada en el sureste mexicano y un recinto nacional, con vocación olmeca, podría convertirse en un polo de atracción si se le rodea de buena gobernanza.

VOCES CLAVE

Este domingo, la Diócesis de Tabasco pidió consultar a historiadores, arquitectos y ambientalistas antes de tomar decisiones definitivas. Llamaron a proteger el legado de Carlos Pellicer, preservar el valor histórico y ambiental del parque y evitar decisiones que aceleren la pérdida de memoria y naturaleza en tiempos de crisis climática.

En resumen: ni cancelación precipitada ni imposición autoritaria. Lo que se juega en Tabasco no es sólo un museo, es una nueva forma de construir decisiones públicas.

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